Sin embargo, las posibilidades virtuales han añadido mayor ambigüedad a las interacciones y roto el consenso general de qué es y qué no es una infidelidad. Ellas afirman sentirse igualmente traicionadas por la complicidad y la implicación emocional de sus compañeros con otra persona. Lo novedoso es el medio porque permite una proliferación de contactos eróticos sin necesidad de conectar cuerpo a cuerpo necesariamente. Sin embargo, el término fidelidad viene del vocablo latino fides que significa confianza. Por lo tanto, una infidelidad sería un comportamiento que promueve una pérdida de confianza dentro de la pareja.
Dejemos que sea un sabio tratadista de la época inmediatamente anterior a Cervantes quien nos aclare esa casi absolute identificación. Tulio la interpretó viso; Quintiliano visión, i los modernos imaginación. Herrera,pp. Serés, Serés, Allí Platón había caballero entre una mimesis eikastiqué y una mimesis fantastiqué. Para Platón nunca un phantasma o una imagen eidos creada por la fantasía puede reflejar otra cosa que una opinión o enjuiciamiento subjetiva de la idea, innata y eterna, sobre lo que insiste todavía en el Timeo 52brelegando por baza los objetos de la fantasía a lo que se ha llamado una «mimesis de tercer grado»: ni es la idea, ni es la generación sensitiva, duplicada, del objeto sensible, estrella una figuración o representación que la memoria hace de él, un aparición de otra realidad.
En especial cuando escribimos en primera andoba. Ahí es donde suele tropezar mucha gente a la hora de fechar pensamientos. Vamos con ello. Pensamiento directo: cuando hablamos de pensamiento directo nos referimos a la frase exacta que se le pasa al personaje por el cerebro. Algo así como lo que veríamos dentro del bocadillo si nuestra novela fuese un cómic. Eso es lo que pasa por sus cerebros, tal cual, palabra a habla, en ese momento. El pensamiento espontáneo, en tercera persona, se mostraría entonces con esa frase exacta entrecomillada, así: «Quiero un bocadillo», pensó Joey. Por supuesto,podrían usarse otros verbos diferentes a «pensar»: reflexionó, dedujo, recordó… Y agujero, porque en nuestro país, y en los de habla hispana, se prefieren las llamadas comillas latinas o angulares « » frente a las comillas inglesas o altas » « , que son las que suelen acudir por defecto en nuestros teclados de ordenador, tablet o móvil. Ya denial vemos las palabras exactas del astro, sino que es el narrador el que nos las dice.
Es muy desagradable que ustedes estén de ese lado y yo de levante, cuando se trata de dialogar, empero desgraciadamente, desde un punto de aspecto técnico no hay soluciones: ustedes tienen que quedarse allí y yo tengo que quedarme aquí, todo lo cual es muy desagradable. Para buscar una conciliación de las dos cosas a mí se me ha ocurrido hablarles durante algunos minutos, antes de que dialoguemos, hablarles precisamente de ese álbum que acaba de citar Francisco Rivera, esa novela mía que se candela Libro de Manuel, y que es, a su manera y dentro de sus posibilidades, precisamente una tentativa de conciliación de la literatura por un lado, y lo que directamente podemos llamar el compromiso político e ideológico o la política a secas. Ese libro, que supongo muchos de ustedes conocen, admite una especie de bilateral lectura, no en el sentido que lo admitía Rayuela hace muchos abriles, sino una doble lectura en el sentido de que por un lado es un libro como cualquier otro y a la vez plantea el problema de su autor, un guionista que no era un escritor arriscado, como se dice habitualmente, y que en ese libro lo es. Me parece un problema interesante analizar esa situación del llamado escritor comprometido, porque empiezo por decir algo que puede parecer una paradoja en el artífice de ese libro.