Soy Cristina; tengo 23 años y estoy casada hace dos años con un hombre maravilloso. Con Pablo nos conocimos hace tiempo el estaba en la Universidad donde él estudiaba Arquitectura y yo estudiaba en una escuela para modelo ,Recién casados, decidimos independizarnos y vivir donde nos lo permitiera nuestro bolsillo. Vengo de una familia de buen nivel económico, igual que Pablo. Pero cuando decidimos contraer matrimonio, él recién titulado y yo apunto de egresar, nos propusimos empezar de abajo y sin ninguna ayuda de nuestras familias. A mi parecer Don Tito, que es nuestro vecino, con sus cincuenta y tantos años a cuestas; una barriga cervecera y un rostro de ogro malas pulgas, nunca había tenido la oportunidad de observar tan de cerca una «mujer tan atractiva», cuando le decía esto a mi marido lo relajaba y me devolvía una sonrisa. En cierta forma, yo sabia que no me llenaba en la cama, pero me lo negaba a mí misma. Todo empezó hace unos seis meses. Como ya les dije, la vida sexual con Pablo no era muy buena; lo que quiero decir es que me hacia sentir que no lo complacía como hombre y eso me apagaba como mujer. Cada vez me fui sintiendo mas necesitada.
Una mujer recuerda como el perro de su casa la desvirgo, y a partir de ese día es una zoofílica La zoofilia la inicie desde muy joven, apenas hube entrado en la pubertad. Después de mi primera menstruación a los once años, mi deseo sexual comenzó a brotar como agua de manantial. Me llamo Karen y hoy tengo veinticinco años. Tiene cinco años y desde que alcanzó la madurez casi todas las noches me llena de placer y mucha pija. Pero me interesa contarles como empecé con esta actividad sexual aldabonazo zoofilia. Les contaba que cuando tenía once años me inicie como madama. En casa de mis padres, vivía con ellos y mi hermano dos años mayor Julio. Tomé esa gaceta prestada y fui al baño. Esta se trataba de mujeres con animales.