Es en este contexto que un grupo de mujeres decidió tomar cartas en el asunto. Creando una aldea exclusivamente para sobrevivientes femeninas y niños, que brinda apoyo y oportunidades para el desarrollo de una vida en libertad: Jinwar Free Women's Village El Pueblo de Mujeres Libres de Jinwar, en español. En la siguiente nota de El Definido te contamos de qué se trata. Este nombre es un fiel reflejo de lo que es esta aldea: construidagobernada y defendida exclusivamente por féminas. Todo comenzó con un grupo de mujeres pioneras que estaban hastiadas de las atrocidades cometidas por el EI, los terribles estragos de la guerra en Siria y las limitaciones del patriarcado, que incluían una estructura familiar rígida y el abuso doméstico. Todo esto, las llevó a querer reconstruir sus vidas en este lugar. Después de un año de planificación por parte de organizaciones locales de mujeres kurdas, como Kongreya Star y The Free Women's Foundation de Rojava, la construcción comenzó en Todas las féminas son bienvenidas, independiente de su religión, etnia o puntos de vistas políticos. Por su parte, los hombres pueden hacer visitas durante el día, siempre y cuando sean respetuosos con las mujeres, pero no pueden quedarse en la noche.
El alba la sorprendía en el courtyard sin atreverse a dormir, porque soñaba que los ingleses con sus feroces perros de asalto se metían por la ventana del dormitorio y la sometían a vergonzosos tormentos con grilletes al rojo vivo. Su marido, un comerciante aragonés con quien tenía dos hijos, se gastó media tienda en medicinas v entretenimientos buscando la forma de aliviar sus terrores. Eran primos entre sí. Habían crecido juntos en la antigua ranchería que los antepasados de ambos transformaron con su trabajo y sus buenas costumbres en individuo de los mejores pueblos de la provincia. Aunque su matrimonio era eludible desde que vinieron al mundo, cuando ellos expresaron la voluntad de casarse sus propios parientes trataron de impedirlo. Tenían el temor de que aquellos saludables cabos de dos razas secularmente entrecruzadas pasaran por la vergüenza de engendrar iguanas. Ya existía un anterior tremendo. José Arcadio Buendía, con la ligereza de sus diecinueve años, resolvió el problema con una sola frase: «No me importa tener cochinitos, siempre que puedan hablar. Así estuvieron varios meses.
Entretanto piensas en ello, deja que te contemos algo. La abuela de Moon Sharma lloró cuando ella nació. Lloró de pena. Hubiera preferido un hombre. Pero no te extrañes.
Ref: artmedidas. Muñoz-Jiménez, J. Ponce-Bordón, J. García-Marcos, F. Ref: artkinesica.