Novela epistolar y ejercicio auto irónico Hans-Jörg Neuschäfer Universidad de Saarbrücken Uno de los reproches que Carmen hace a Mario en Cinco horas es no haber escrito nunca una historia de amor. Parece que Delibes, haciéndose cargo de lo que se le advirtió a su difunto héroe, quiso, por fin, suplir esta omisión. Pues las Cartas son, indudablemente, una historia de amor. Pero una historia tan extraña, que probablemente tampoco hubiera correspondido a las ilusiones de Carmen. Efectivamente, no se trata de la famosa «historia de Maximino Conde, casado en segundas con la madre y enamorado de la hija [ Lo que ella escribe lo intuimos solamente a través de las contestaciones de él. Se trata, pues, de un intercambio, en cierta manera, monológico; pero a pesar de que la mujer nunca habla directamente, es ella la que marca el ritmo y la pauta del epistolario; en fin: la que lo dirige.
Cada hombre es diferente, así que calificar a todos sería erróneo. Sin bloqueo, podemos decir que la mayoría de las mujeres tienen problemas para concretar el rumbo hacia dónde quieren que vaya la relación. A esto se debe que no resulte lo que esperaban y terminen con el afectividad roto. Te invita al cine, a comer, o a tomar un café. Si atraviesa una mala situación económica, te invita a caminar, o propone alguna alternativa en la que denial necesiten dinero.