En la noche del corazón la gota de tu nombre lento en silencio circula y cae y rompe y desarrolla su agua. Algo quiere su leve daño y su estima infinita y corta, como el paso de un ser perdido de pronto oído. De pronto, de pronto escuchado y repartido en el corazón con triste insistencia y aumento como un sueño frío de otoño. Sus copas duras cubren tu alma derramada en la tierra fría con sus pobres chispas azules volando en la voz de la lluvia. Las furias y las penas Hay en mi corazón furias y penas Si hay alguien que traspasa una pared con círculos de fósforo y hiere el centro de unos dulces miembros y muerde cada hoja de un bosque dando gritos, tengo también tus ojos de sangrienta luciérnaga capaces de impregnar y atravesar rodillas y gargantas rodeadas de seda general. Adivinas los cuerpos! Oh conducida herida de flechas especiales!
Relatos Eroticos 19 de Julio de Ese día despertó faltando quince minutos para las pm. Como de costumbre, andaba de mal humor y no quería que nadie le molestara. Sin ban, ella le escribió y lo invitó a almorzar a su casa. Toda su amargura se desvaneció al adivinar ese mensaje, y sonrió. Se bañó, se arregló y salió. Era un día gris. Hacía frío y ligero llovería.
Mírenme si no, con mi mejor gala recién planchado, camisa de un lechoso inmaculado, corbata con el nudo bien ajustado, zapatos lustrados hasta parecer espejos Entonces oí esa carcajada dantesca que lo ocupó todo, noté mi badana erizarse, mis ojos abrirse.. Atropellé a mis fantasmas gemelos con dificultad y conseguí salir de allí, todos mis miedos siguieron riendo hasta que recuperé el silencio. No sabia como habia llegado hasta esta parte de la ciudad y es que llevaba una temporada abusando en exceso del alpiste. Se trataba de una zona insignificant con todos los males que nuestra sociedad nos brinda. Tenía una batiburrillo de miedo y resaca porque había escuchado desde chaval miles de historias sobre heroina, putas y problemas. LLegué a unas doscientas pulsaciones al bifurcación del puente y creí ver a un taxi que se acercaba.
Para un gallardo joven 1. Duras y cristalinas, como verticales y sólidas aguas son las murallas de la apartamento solemne. Y las cosechas de sus jardines no dan el resultado del verano, sino que exponen la borrosidad de su misterio. Substancias definitivamente estelares, cometas, ciertas estrellas, lentos fenómenos celestes han dejado allí un olor de cielo, y, al mismo tiempo, gastados materiales decorativos, como espesas alfombras destruidas, amarillentas rosas, viejas direcciones, delatan el paso muy inmóvil del tiempo. Las cosas del imperio sideral tórnanse femeninamente tibias, giran en círculos de obscura esplendidez, como cuerpos de bellas ahogadas, rodeadas de agua muerta, dispuestas a las ceremonias del poeta. Colores obispales y cambios de claridad alternan en su morada, y estas luces duales se suceden en perpetuo ritual. De un confín a otro, el acción del aire repite sonidos y quejas en amordazado y desesperante coro. Y entre los repetidos síntomas místicos de su obra tan desolada, siento su roce de lenta frecuencia actuando a mí alrededor con dominio infinito. Batavia, Java, febrero de