Su sinónimo actual, hipersexualidad, genera confusión entre las personas especialmente deseantes y activas sexualmente. Esta enfermedad, señalada como un vicio, aunque habitualmente normalizado y potenciado en el género masculino, se banaliza o critica al mismo tiempo que se contribuye a su adicción en muchas ocasiones. Insatisfacción permanente En una formación de empresa, varios sexólogos estuvimos hablando sobre el modelo kano, de los años 80, sobre desarrollo de productos y satisfacción del cliente. Aunque resulte sorprendente, este modelo me conectó con la adicción al sexo. Y esto mismo sucede con las adicciones, incluidas las sexuales. Que aunque se consiga el objeto de deseo, tener un buen funcionamiento y rendimiento, alcanzar orgasmos o disfrutar sexualmente, la persona no queda satisfecha. Que elija la sexualidad es comprensible, pues su refuerzo positivo de placer inmediato es evidente aunque, a los pocos minutos, la persona adicta vuelva a sentirse vacía. Un alto deseo sexual nunca debe entenderse como adicción al sexo. Se manifiestan recurrentes fantasías sexuales a modo de pensamientos obsesivos y un irrefrenable deseo sexual que las conductas impulsivas intentan, sin éxito, saciar.
Dos de los hombres que participaron en el estudio habían perdido su acomodación tras consumir porno en el lugar de trabajo, y cuatro de ellos dijeron que la pornografía era una forma de evitar las agencias de prostitución y los fetiches. Luego compararon los resultados obtenidos entre gente que reporta un comportamiento sexual compulsivo y personas sanas. Los resultados, publicados en la revista PLoS One, mostraron mayores niveles de actividad en aquellos adictos en tres partes específicas del cerebro: el estrato ventral, el córtex del cíngulo anterior y la amígdala. La doctora Valerie Moon, de la Facultad de Cambridge, le dijo a la BBC: Este es el primer análisis hecho sobre gente con este tipo de problemas que analiza su acción cerebral, pero no creo que hayamos llegado todavía al punto en el que se pueda decir claramente que hablamos de una adicción. Moon añadió que cuanto antes se da la exposición a las drogas, mayor es el riesgo de desarrollar una anexión. Sin embargo, en el caso de la adicción al sexo, la doctora precisó que no había suficiente fe del impacto que tiene sobre adolescentes consumir porno en internet, por antonomasia. Fuente de la imagen, Thinkstock Abecé de foto, Expertos piensan que un exceso de pornografía puede afectar a las relaciones de pareja.