También cubre técnicas de respiración, posiciones y consejos. El tantra se basa vagamente en textos religiosos que se enfocan en la espiritualidad. Se enfoca en mover la energía sexual a través del cuerpo para sanar, transformar e iluminar. Al comprender el deseo de nuestro propio cuerpo, podemos incorporarlo durante el sexo con la pareja. Una persona puede considerar dar a su pareja un masaje lento en todo el cuerpo para conocer sobre su cuerpo y ayudar a activar la energía sexual. Esto también puede ayudar a una persona a estar en sintonía con los deseos y necesidades de la pareja. Al igual que con otra actividad sexual, si en cualquier momento una persona o su pareja se siente incómoda, la actividad debería detenerse. Una persona debería enfocarse en su respiración y sensaciones corporales.
Todo ello lleva a un aumento de la energía sexual la cual y a una gran satisfacción para la pareja. Se debe posponer el amor todo lo que sea posible y, finalmente, disfrutar de una penetración controlada y pausada, lo que genera un placer increíble y que el clímax se note en cada rincón del cuerpo. Se debe practicar en un espacio tranquilo y relajado para entreambos, en el que no haya carencia que pueda distraer vuestra atención. Para empezar, ambos debéis relajar la intelecto por completo y olvidaros de cualquier preocupación. También es fundamental que la confianza entre la pareja sea bravo y que los dos os mostréis con total seguridad frente al otro. Para ello, la mujer puede sentarse en el regazo del hombre fachada a él envolviendo con las piernas su cintura. Debéis miraros a los ojos fijamente, pensar que es lo que siente el otro, que te hace sentir a ti y centrarse en cada una de las sensaciones que te genera la mirada de tu pareja. En la misma acantonamiento y completamente relajados, inhalad y exhalad juntos durante unos minutos buscando esa conexión y energía tan especial.
La mujer actual reconoce su sexualidad y su necesidad de experimentar sensaciones placenteras como las que proporcionan los masajes eróticos. Es normal que algunas mujeres no se sientan del todo preparadas para una sesión de masaje amatorio. Sin embargo, es importante aclarar que todos los masajistas disponibles en Masajes Dharma son profesionales y conocen las diferentes técnicas de masaje. Salas de masaje cómodas Sabemos que la generalidad de las mujeres tienden a anatomía sensibles respecto al entorno y el contexto. También se utilizan mantas y almohadas suaves pata brindarte el máximo confort mientras recibes el masaje amatorio. Toques suaves, sensuales y ligeros La sensualidad en un masaje erótico tiene que ver con provocar, estimular y alertar tus sentidos. Normalmente los masajistas comienzan con movimientos largos y suaves, estimulando cada parte de tu cuerpo. Desde la cabeza hasta los pies, girando las manos ligeramente de faceta impredecible hasta encontrar tus terminaciones nerviosas.
Se basa en el Tantra, una enseñanzas esotérica surgida en Oriente hace miles de años que rinde culto a los placeres mundanos para alcanzar la plenitud espiritual. No hay superioridad de un sexo sobre otro y denial se distingue entre lo bello y lo feo, o el bien y el mal. En el sexo ocurre lo mismo. Debemos ser conscientes de nuestras virtudes y defectos. Otra clave es el equilibrio y la asenso entre las dos personas.
Es necesario innovar y explorar nuevos destinos del mapa del placer para acarrear a la otra persona a un clímax inesperado y satisfactorio. Aunque el exceso de confianza en ocasiones deriva en que siempre nos movamos por los mismos sitios en los que tenemos el acierto en bandeja. Estés o no emparejado, no te acomodes. El roce de cuerpo con cuerpo en sí suele ser excitante empero si tenemos en cuenta el eficacia que tienen nuestras manos sobre la piel de la otra persona, podremos utilizarlas con cabeza. Podemos activar cada parte del cuerpo con una austere caricia, un abrazo o un amasamiento. Aquí se muestran cinco zonas erógenas femeninas por las que deberías acercarte, a ver qué se cuece. La cabeza y el cuero cabelludo Los masajes en el pelo resultan siempre agradables. Si a un simple acción de las yemas de los dedos le añadimos un poquito de granujería y caricias que vayan desde el cuello hacia la barbilla y desemboquen por toda la cara, activaremos otras muchas zonas y conduciremos a la otra persona a un estado de bienestar y calma.