Crónicas del UndergroundJavier Puebla Javier Puebla es de los pocos escritores capaces de afirmar, sin ruborizarse, que es un genio. Cuando quedamos en la parte trasera del Club Soho, en la plaza de España, aparece con su eterno sombrero, su sonrisa picarona, y se le nota un brillo satisfecho en los ojos al ver que enciendo la grabadora. Es alguien a quien no le cuesta nada hablar y que disfruta encadenando frases con el mismo ritmo acelerado que tiene su pensamiento. Me parece perfecto.
Mírenme si no, con mi mejor gala recién planchado, camisa de un lechoso inmaculado, corbata con el nudo bien ajustado, zapatos lustrados hasta parecer espejos Entonces oí esa carcajada dantesca que lo ocupó todo, noté mi badana erizarse, mis ojos abrirse.. Atropellé a mis fantasmas gemelos con dificultad y conseguí salir de allí, todos mis miedos siguieron riendo hasta que recuperé el silencio. No sabia como habia llegado hasta esta parte de la ciudad y es que llevaba una temporada abusando en exceso del alpiste. Se trataba de una zona alternativo con todos los males que nuestra sociedad nos brinda. Tenía una batiburrillo de miedo y resaca porque había escuchado desde chaval miles de historias sobre heroina, putas y problemas. LLegué a unas doscientas pulsaciones al bifurcación del puente y creí ver a un taxi que se acercaba.
Pocas cosas marcan tanto a un individuo como el haber experimentado traumas infantiles. Ninguna etapa en la vida de una persona es tan intensa, tampoco tan vulnerable, como la infancia. Las vivencias de nuestra niñez tienen un peso decisivo sobre nuestra personalidad y nuestra forma de sentir y de actuar. Por ello, cuando sufrimos un trauma en nuestra infancia, este puede tener un enorme peso a lo largo de nuestra vida. Al gemelo que en la edad adulta, los motivos que pueden dar lugar a traumas infantiles son muchos.